martes, 20 de octubre de 2020

LA MEDICINA DEL FRACASO

Si emprender supone salir de nuestra zona de confort...preparaos para la sorpresa.
Buena...o mala.
¿Tenemos experiencia como emprendedores? La mayoría no. 

Quizá la vida no nos ha puesto en la encrucijada del "¡Y ahora qué hago!" . 

Quizá siempre tuvimos claro a qué nos queríamos dedicar y lo hicimos, o simplemente sabíamos que tendríamos que dedicarnos a lo que la herencia nos imponía, claro que sí. 

Pero si de repente todo se tuerce...
O no se tuerce pero vemos que el giro es necesario para tomar otro camino más interesante...
O si somos unos descarriados de la vida que no tenemos un "hacer" consistente y estable... entonces, es momento de meditar y resolver.
Meditarlo bien, que la cosa es seria. 
Nos jugamos el éxito, la satisfacción de haber hecho lo correcto, la salud económica propia.

Si nos animamos a emprender, una cosa es segura: hay muchas posibilidades de fracasar. Tendríamos que ser profesionales del emprendimiento, o tener ese "ojo" para los negocios que tanto resaltan los que han tenido un éxito monumental e histórico.

Todo cambia. Lo que antes eran ventajas ahora son inconvenientes. Y otra vez cambia el panorama y ya no se sabe qué son las ventajas y qué los inconvenientes. Todo cambia, rápidamente, por culpa de un gran evento, por culpa de una nonada, a veces inesperadamente, a veces...se veía venir.

Estamos viviendo lo que llaman un entorno VUCA.

V de volatilidad (Volatility )
U de incertidumbre (Uncertatinty )
C de complejidad (Complexity )
A de ambigüedad (Ambiguity )

Y en estas condiciones...¿Quién se atreve a emprender?

Pues los valientes. 

Los que saben que hay riesgos, pero aprenden a armarse con las herramientas adecuadas para abrirse paso en el mercado, los que aprenden a anticiparse a los cambios, los que aprenden a adaptarse a las nuevas realidades. 
Sobre todo son valientes los que sufren un fracaso y despiertan. Despiertan y se levantan, a seguir trabajando en lo que les lleve a conseguir sus objetivos, estudiando las causas del fracaso y buscando soluciones.

El fracaso es como un bofetón. Si es flojo, y solo duele en el orgullo, probablemente volvamos a sufrirlo, porque no nos ha motivado lo suficiente para agarrarnos al cambio que necesitamos.
Si es algo más intenso, y el susto nos afecta sobre todo económicamente, entonces ponemos la maquinaria a trabajar para resolver los problemas que tengan solución y salvar lo que se pueda para seguir adelante. Si es muy fuerte...podría acabar con nuestra aventura emprendedora de un plumazo, eso es muy cierto. 

El fracaso es la constatación de que algo no iba bien y que había que intervenir para evitarlo pero no se hizo. Porque no lo vimos, porque no lo queríamos creer, porque no supimos qué hacer, porque nos quedamos paralizados por la sorpresa. Da igual la causa, lo importante es la solución y saber reaccionar ante los cambios del entorno.

Un verdadero emprendedor entiende que esos momentos críticos de fracaso nos hablan. Nos dicen cosas de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, y más allá de nuestro alrededor. Tenemos que aprender a leer esos mensajes y convertir esos reveses en simples quiebros del camino, utilizando nuestras habilidades para transformar las ideas viejas en ideas nuevas, y ver si son ideas de negocio. Eso supones darle rienda suelta a la creatividad, y al atrevimiento. Supone salir de nuestra zona de confort.

Emprender no significa solamente embarcarnos en una empresa, ponernos al frente y dirigir la singladura. También podemos emprender en nuestro puesto de trabajo, como empleados de una empresa que no es nuestra. Incluso se puede emprender en el modo de vida que llevamos, haciendo cambios, mejorando cosas, consiguiendo nuevos objetivos más enriquecedores vitalmente. Podemos elegir. Podemos elegir no ser emprendedores. Pero si las circunstancias nos lo piden, sería interesante ponerse a ello. 

Bueno pues... hemos descubierto en el aula que precisamente eso, salir de nuestra zona de confort, es casi imposible. Tenemos tantos prejuicios, tantos miedos, tantos condicionantes emocionales, sociales, tantas excusas...que no vemos dónde ponemos los pies, y por si acaso pisamos en vacío nos quedamos quietos, quietitos, esperando el milagro...y n pensamos. No pensamos, o pensamos poco, o pensamos siempre igual, se nos mete una idea en la cabeza...

Nuestro primer paso ha sido analizarnos y ver qué tenemos de emprendedores, y luego otear en qué campo nos veríamos como emprendedores. 

Pero ¿Qué hacer? ¿En qué tendríamos oportunidades? ¿Tendríamos  que dedicarnos a algo totalmente nuevo? ¿O conseguir mejorar algo que se viene haciendo desde hace tiempo, años, incluso décadas?

Ser capaz de hacer las cosas mejor que los demás, supone ser capaz de hacer las cosas de manera diferente. Y sólo se puede ser diferente, si te atreves a hacer cosas que otros no hacen. Ah, sin miedo al fracaso. Porque si sobreviene el fracaso, nos dará una lección que necesitábamos aprender. Nos dirá que había algún asunto al que no prestamos atención suficiente y que nos acarreó esa "caída". Nos dará las pistas para "curarnos" de esos errores.

¿Necesitamos un empujoncito para emprender? 


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