jueves, 8 de octubre de 2020

TOMANDO DECISIONES

Este blog nace como actividad dentro del módulo de formación profesional de Empresa e Iniciativa Emprendedora. Actividad propuesta por Rafael Delgado Valdivielso, quien imparte esta asignatura en el instituto Enrique Flórez de Burgos.

En nuestra primera sesión, tomamos conciencia de que nuestra vida se construye a base de tomar decisiones: buenas y malas ( y "reguleras"), importantes e insignificantes, algunas divertidas y algunas traumáticas...

Con nuestras decisiones vamos forjando nuestro presente y también nuestro futuro. 

Pero tomamos decisiones más adecuadas si conocemos el entorno y las circunstancias que nos rodean, y sobre todo si tenemos claro el objetivo.

No nos damos cuenta, pero constantemente tomamos decisiones. Decisiones sobre si hacer algo o no hacerlo, sobre decir o no decir, o sobre qué decir. Decisiones inmediatas, como qué ponernos antes de salir de casa, o decisiones a largo plazo, como los estudios profesionales que elegimos. Y hoy hacemos un acto de toma de conciencia de ello.

Tomar decisiones forma parte esencial de la vida de un emprendedor.

Así que la siguiente toma de conciencia consiste en determinar qué disposición tenemos cada uno para el emprendimiento, y qué capacidad tenemos cada uno para desarrollar nuestra iniciativa emprendedora.

Poniendo en común nuestra percepción sobre si somos emprendedores o no, me ha sorprendido escuchar que la mayoría de mis compañeros no se sentían especialmente emprendedores. Me ha sorprendido porque mis compañeros son jóvenes, y siempre se ha relacionado la juventud con las ganas de hacer de todo, de probar cosas nuevas, de correr aventuras y descubrir...aunque los tiempos cambian y puede que ahora no sea esa la tendencia, o quizá no se entienda bien qué es eso de ser emprendedor.

Y haciendo una comparativa entre la percepción que tenemos de nosotros mismos y la que tenemos de la generalidad, hemos cuestionado el espíritu emprendedor del ser humano: diría que unos pensaban que sí lo es y otros que no, a partes iguales. 

¿Y qué caracteriza a los emprendedores? Tienen iniciativa, creatividad, son capaces de asumir riesgos, y también son capaces de admitir el fracaso. No se quedan ahí, de los fracasos también se aprende y si han tropezado en algún obstáculo, enseguida analizan, reparan, se readaptan y lo vuelven a intentar. 

Llevando esto a nuestra zona personal, analizaremos nuestro entorno, estudiaremos las herramientas que nos ayudarán a conseguir nuestro objetivo (que es el empleo) y aprenderemos a utilizar esas herramientas. Esto nos ayudará en la toma de  decisiones.

Crear una empresa propia requiere de cierto carácter emprendedor. Todo empieza partiendo de una idea. Y lo primero que hemos de preguntarnos es ¿tras esa idea existe un modelo de negocio?

Lo siguiente es enfrentarse con la realidad del entorno (lo llamaremos mercado) y la realidad del cliente. Y lo relacionamos con nuestra idea de negocio. Para ello disponemos de una herramienta de trabajo de gran utilidad: el lienzo del modelo de negocio.



Consiste en una metodología de trabajo que ayuda a responder a las principales cuestiones que se plantean en toda idea de negocio.

Se diseña un esquema, el lienzo, en el que separaremos por un lado los aspectos internos de la idea de negocio, y por otro los aspecto externos.

En la parte de los aspectos externos nos preguntaremos quienes serán nuestros clientes, cómo es su entorno (mercado), en qué les podemos servir, cómo nos comunicaremos y cómo nos relacionaremos con ellos, y cómo vamos a financiar nuestro proyecto.

En la parte de los aspectos internos, nos preguntaremos a qué se dedicará nuestro proyecto y sobre los recursos que necesitamos, quiénes serán nuestros aliados y nuestros proveedores, qué costes tendrán la puesta en funcionamiento y su mantenimiento en el tiempo.

Es un análisis muy visual pero poco preciso. Pero es un comienzo.

Con frecuencia, la idea primordial se ve alterada tras un estudio de explotación empresarial, terminando con un modelo de negocio final que no coincide con el que pensamos en un primer momento.

Pero es que la vida no es un entorno lineal.

Tomamos conciencia también de esto último: aunque parece haber un patrón de vida "tipo" para el ser humano, en la actualidad todo es mucho más cambiante de lo que ha sido siempre la vida, y aprender a desenvolverse en esa incertidumbre no debería generarnos preocupación.

Son datos actuales que la duración media de una empresa es alrededor de 25 años, y la vida profesional de una persona ronda los 40 años. Aquello de ingresar en una empresa y trabajar en ella toda la vida ya no es tan posible como hace décadas. Sin embargo, la actualidad nos ofrece un gran campo de oportunidades de empleo o de negocio (nuevas tecnologías, globalización...)

Para avanzar en el mundo laboral, tanto como emprendedores como desarrollando nuestro trabajo por cuenta ajena, es necesario conocer nuestras formas de aprendizaje. Tendremos que acoplarnos a la actualidad recurriendo a nuestras fuentes de información y a nuestras conexiones con el mundo laboral.

Utilizaremos para ello estas dos herramientas: nuestro Entorno Personal de Aprendizaje (EPA), o Personal Learning Enviroment (PLE), y nuestra Red Personal de Aprendizaje (RPA) o Personal Learning Network (PLN).

Y pondremos en marcha la metodología del aprendizaje colaborativo.

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